De todo un poco, material de descarte, reciclado, relleno sanitario, desaparecidos ocultos, torturadores descubiertos, vea, pase y revuelva.

lunes, 30 de agosto de 2010

Siguen los cargos contra estos elementos


Identidad. La joven de la prodigiosa memoria

Ruffo hoy en día y Guglielminetti ayer



Nieta recuperada dio testimonio en juicio por Orletti Fue apropiada por Eduardo Ruffo y recuperó su identidad en 1985. Vive en España y volvió para denunciar al represor, quien abusaba de ella cuando era niña, y a otros miembros de la banda de Aníbal Gordon.
PAGINA 12 (Al lado Guglielminetti hoy)

Uno de los testimonios más importantes en el juicio oral y público que se sigue a los responsables de los múltiples delitos de lesa humanidad cometidos en Automotores Orletti es el que ofreció el 12 de agosto Carla Artés Company, quien, junto con su madre, Graciela Rutila, permaneció en ese centro clandestino de detención
hasta que el asesino y torturador Eduardo Ruffo se apropió de ella.

"Debo suponer que la persona que me llevó debe ser la misma que asesinó a mi madre", dijo Carla en una parte de su preciso relato, clavando su mirada en Ruffo, pero el cobarde inclinó su cabeza hacia el piso. "No tenía dudas de que no aguantaría mi mirada", diría luego de prestar su testimonio.

Hasta instantes antes del ingreso de Carla a la sala, Ruffo giró varias veces su cabeza para saludar con una sonrisa o un guiño de ojos a una rubia oxigenada que ocupaba una de las sillas del ala reservada a familiares y amigos de los verdugos. Ruffo, que se jactaba de ensayar tiro al blanco disparando a la cabeza de sus indefensas víctimas, se apropió de Carla cuando tenía poco más de un año y la mantuvo en su poder hasta dos meses después de haber cumplido los diez.

Serena, firme y segura, Carla hizo su relato y luego respondió a cada una de las preguntas que le formularon el fiscal, los miembros del tribunal, los abogados de la querella y la defensa de represores. El mayor impacto de su declaración fue cuando reveló que Ruffo había abusado sexualmente de ella mientras estuvo en su poder, siendo una niña.

Esto produjo la rápida intervención del fiscal, quien pidió a los jueces que se ordenara el trámite judicial previsto para casos de esa naturaleza. Uno de los defensores se opuso al pedido con el argumento de que se trataba de una cuestión de índole privada y ajena al tema que se estaba debatiendo. El presidente del tribunal anunció un cuarto intermedio de quince minutos que se prolongó más de una hora. Reanudada la audiencia, el juez informó a las partes que las actuaciones sobre la revelación de Carla pasarían al ministerio público.

Estos torturadores estan relacionados con el asesinato de Zelmar y Gutierrez Ruiz tambien

Prodigiosa memoria


Carla era una niña cuando comenzó a ver los rostros de los principales miembros de la banda ultraderechista que dirigía Aníbal Gordon y que integraba, entre otros, su apropiador Eduardo Alfredo Ruffo.

Dotada de una prodigiosa memoria, aquella niña que hoy es una mujer de 35 años, ofreció a los miembros del Tribunal Oral Federal número 1 detalles de lo que vivió en el hogar formado por Eduardo Ruffo, Amanda Cordero y Alejandro, otro niño que probablemente también es hijo de desaparecidos durante la dictadura militar.

En su fresca memoria Carla mantiene vivo el recuerdo del momento en que fue separada de su madre. Dijo que desde siempre grabó en su memoria el rostro de la persona que la retiró de su lado, que "era de tez blanca, ojos muy oscuros, barbado, que vestía una camisa blanca".

En la sala sólo se encontraban tres de los acusados: el ex general Eduardo Cabanillas y los parapoliciales Eduardo Ruffo y Honorio Martínez Ruiz. En realidad, había un cuarto: el militar abogado Bernardo José Menéndez, condenado en primera instancia a prisión perpetua por secuestros y asesinatos durante la dictadura militar. A pesar de ese antecedente, Menéndez estaba en la audiencia como defensor de sus compañeros de crímenes, secuestros y torturas y hasta se dio el lujo de formularle algunas preguntas a Carla.

"Tengo una buena memoria fotográfica", dijo Carla ante el tribunal. Recordó lugares, personas y otros hechos que quedaron grabados en su prodigiosa memoria. Mencionó el nombre del colegio al que concurrió hasta segundo grado, cuando Ruffo pasó a la clandestinidad para eludir la orden de captura que pesaba sobre él a poco de instalarse el gobierno democrático. "Era el Colegio Betania", dijo Carla, que fue retirada de aquella escuela en 1984 y hasta el momento en que Ruffo fue detenido permaneció oculta en los distintos lugares elegidos por el genocida para no ser atrapado.

Ruffo utilizaba distintas credenciales con nombre falso y para que los niños no fueran advertidos en los controles de las rutas, Carla y Alejandro iban en el asiento trasero del auto, cubiertos por una manta y encima de la manta dos grandes perros de policía. Esta situación se la contó Carla a su abuela el primer día que Sacha bañó a la niña. "¿Y estos rasguños?", preguntó la abuela al observar la espalda de su nieta. "Son de los perros, abu", respondió Carla. Carla recordó que los Ruffo vivían en un departamento de Soler y Billinghurst, en el barrio de Palermo, donde su abuela Sacha pasó jornadas enteras indagando sobre la vida del apropiador de su nieta. Contó que Ruffo tenía una casa en Cariló y que allí vio desfilar a miembros de la banda de Aníbal Gordon. Dijo, también, haber visto en ese lugar un verdadero arsenal e identificó a Raúl Guglielminetti como uno de los asiduos visitantes.

Torturador, secuestrador y violador. Miembro de la triple A


TORTURADORES ARGENTINOS

Una joyita!

(Y no deje de leer el proximo
artículo)





Eduardo Alfredo Ruffo (aqui joven)
SIDE
Miembro de la Triple A


Eduardo Ruffo, "Zapato", fue un agente de la Secretaría de Inteligencia y miembro de la Triple A. Fue el segundo a cargo del C.C.D. "Automotores Orletti," donde secuestró, torturó y asesinó a docenas de personas.

Fue mano derecha y amigo del jefe de ese centro, el ya difundo Aníbal Gordon, y siguió trabajando para la SIDE aun en democracia. Formaba parte del elenco que "colaboraba" con el servicio de inteligencia bajo la dirección de Hugo Anzorreguy. Una vez alejado de la SIDE, se encargó de vender información sobre los desaparecidos a familiares y periodistas.

Fue detenido en Octubre del 2006 en el marco en el marco de la causa sobre los crímenes cometidos en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, en la que se encontraba Orletti, que funcionó en un taller mecánico alquilado en Venancio Flores y Emilio Lamarca, entre mayo y noviembre de 1976. El nombre de Eduardo Ruffo figura en el contrato de alquiler del local.

Ruffo fue imputado en los secuestros y torturas a A. Cadenas, R. Candia, N. Dean Bermúdez, L. Duarte, C. Gayoso, A. Gatti y otras 26 víctimas desde el C.C.D. "Automotores Orletti" o "El Jardín". Fue detenido por el sucuestro de Guillermo Patricio Kelly.

Además de las tantas denuncias de torturas, desapariciones e incluso una muerte comprobada, Ruffo se apropió personalmente de una niña. Carla Rutilo Artés fue secuestrada junto con su madre, Graciela Rutilo Artés, en Bolivia. Ambas fueron entregadas en la frontera de Villazón-La Quiaca a las fuerzas de seguridad argentinas y fueron llevadas a Automotores Orletti. Graciela nunca apareció. Carla sí. Había sido anotada como hija propia por Ruffo, pero gracias a la tarea de Abuelas de Plaza de Mayo en 1985 recuperó su identidad. La Justicia condenó al agente por la falsificación del documento de la menor, pero no fue juzgado por la apropiación de la niña.

(Información de Telam)





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Represores Argentinos

sábado, 7 de agosto de 2010

Secretos brutales del caso Gomensoro



Saña predictatorial. Militares Gómez y Gavazzo incriminados por homicidio, en marzo de 1973

Gomensoro fue castrado y falleció desangrado


La jueza penal de Paso de los Toros, Dra. Lilián Elhorriburu, procesó al Cnel. (r) Juan Carlos Gómez y al Tte. Cnel. (r) José Nino Gavazzo como autor y coautor, respectivamente, del homicidio muy especialmente agravado de Roberto Gomensoro Josman, en marzo de 1973.

Víctor Carrato


Batallón de Ingenieros Nº 3. Gomensoro fue asesinado en esta unidad militar. Su cuerpo apareció en el lago de Rincón del Bonete, en marzo de 1973.

José Gavazzo y Juan Carlos Gómez. Ambos fueron inculpados por el crimen del joven. El segundo fue quien atacó a Gomensoro con su bayoneta. El Juzgado de Paso de los Toros vivió ayer y desde el mediodía de hoy el momento más importante y más terrible en toda su historia.

Los autos de procesamiento, resumidos por la Suprema Corte de Justicia, son terribles para quien los logre leer.

Según consta en este documento de la Justicia, "El Sr. J G [José Gavazzo] se encontraba en Paso de los Toros a fines de 1972 y principios de 1973" aunque no fue el único lugar donde actuó torturando prisioneros políticos, siendo autor de varios asesinatos comprobados. Según Gavazzo su "misión fue re interrogar a toda la dirección militar del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, a los efectos de poder determinar las múltiples operaciones militares que a través de más de diez años había realizado ese movimiento y no habían sido hasta ese momento determinados los responsables...en Paso de los Toros se hizo en el Batallón de Ingenieros Nº 3". Según informa la Suprema Corte de Justicia, estas declaraciones fueron realizadas por Gavazzo en diciembre de 2009 cuando en presencia de su abogado defensor se lo condujo a declarar en aquel momento como testigo, al igual que al ex coronel Juan Carlos Gómez, autor del asesinato de Roberto Gomensoro Josman, como quedó probado.

En 1973 Juan Carlos Gómez era mayor, según manifestó uno de los testigos, tenía un vehículo que se desplazaba a alta velocidad y participó en varias oportunidades de las torturas en Tacuarembó. Hoy, con más de 80 años, Gómez vive en una torre en Punta del Este. Fue el último jefe de Policía de Maldonado durante la dictadura.

Otro de los testigos "manifestó que los presos se encontraban en el Campo 3, en una pieza chiquita, entrando en el rancho de paja en la primera puerta".

Un tercer testigo manifestó que vio dos veces a Gavazzo en el Campo 3 y que el mayor Juan Carlos Gómez "era severo al extremo, difícil de tratar; vivía en Durazno, cuando tenía guardias se quedaba en el Campo 3".

El testimonio de uno de los testigos, que estuvo detenido desde agosto de 1972 hasta finales de 1973, permitió saber que "en el año 73 un maldito soldado borracho comentó en una reunión que estando en la guardia, que había estado en el movimiento nuestro, y les dijo a los soldados que me preguntaran a mí y eso me mató, y vino de la Región Militar 3, ya el cuartel de ingenieros no tenía nada que ver y vino del Cuartel General de la Región 3, entre ellos G [Gavazzo] y el matador [Juan Carlos Gómez]" . El testigo agregó que "el matador es el capitán J C G [Juan Carlos Gómez] que era en ese momento capitán de la región 3...J C G [Juan Carlos Gómez] a todos los que tenían problemas que no hacían lo que él decía nos vemos en Paso de los Toros y ahí los llevaba al Campo 3 y ahí me llevaron a mí para interrogarme otra vez, en el año 73... Ahí me desnudaron y me colgaron en los galpones y en determinado momento de ese día trajeron a un muchacho rubio, le hicieron lo mismo, lo desnudaron y lo colgaron... A ese chiquilín le hacían preguntas, lo castigaban, G [Gavazzo] era el peor y estaba ese capitán JCG [Juan Carlos Gómez], era terrible, era muy violento... Este muchacho le contestó de malos modos y lo castraron, el que lo castró fue el JCG [Juan Carlos Gómez] y yo lo miré muy feo; cuando él se dio vuelta y vio que yo lo estaba mirando me dio un hachazo con la bayoneta que lo había castrado y me cortó la rótula...

Roberto "Tito" Gomensoro pasó toda la noche desangrándose. "G [Gavazzo] daba las órdenes y miraba y sonreía mientras los demás las cumplían. Juan Carlos Gómez declaró que en la época detentaba el cargo de mayor, él mismo ordena que castren a Roberto Gomensoro, el que se desangró durante toda la noche perdiendo el conocimiento, en ese momento a otro testigo le rompen los ligamentos...

Esto fue constatado años después, por un médico forense, en cuyo certificado médico se expresa: callo óseo de cara anterior de rótula derecha. En esa época, según declaraciones de Juan Carlos Gómez realizadas el día 5 de agosto de 2010, no había otra persona con apellido G [Gavazzo], "no conozco, no sé, pienso que no debe haber".

Cuando fue encontrado, se comprobó que al cuerpo de Roberto "Tito" Gomensoro le habían mutilado los órganos genitales, como fue declarado por uno de los testigos.

En un diario de la época en nota redactada por un corresponsal, se expresa: "horribles y espantosas mutilaciones...el cuerpo que se hallaba totalmente desnudo había sido mutilado espantosamente, especialmente sus órganos genitales, que aparecían totalmente cercenados". Agrega que "...el cadáver fue trasladado a Tacuarembó, donde en el día de hoy se iba a practicar la autopsia , a los efectos de determinar las causas que determinaron su fallecimiento. El cuerpo no presentaba, a simple vista, heridas de ninguna índole, excepción hecha del cercenamiento de los órganos genitales, que pudiera arrojar alguna luz sobre la forma en que fue asesinado".

Otra testigo manifestó que su padre le comentó que el cadáver tenía piedras entre el tejido y el cuerpo, que estaba desnudo, y "me comentó algo de los genitales, como que estaban mutilados".

El esposo de la testigo mencionada manifestó que su suegro, que era corresponsal del diario "La Mañana", hizo una nota sobre el cuerpo encontrado y comentó a nivel familiar que "estaba cubierto por alambre y tenía piedras, y que estaba mutilado pero no sé en qué parte".

Uno de los testigos declaró que fue a rescatar el cuerpo en esa oportunidad. Ayudó a empujar el cuerpo hasta la orilla, el cuerpo estaba protegido por un tejido con tres piedras dentro, que tenían algo de blanco.

Otro testigo que estuvo de guardia en la morgue durante ocho horas custodiando el cuerpo en esa oportunidad recuerda que "parecía que le habían sacado un testículo", si bien de la autopsia realizada por el forense de la época, Sr. L [Laca], el mismo declaró el motivo por el cual se quedó con la xx (cabeza) de quien a la postre sería Roberto Gomensoro: "...yo pensaba entregar la cabeza a alguien confiable, yo no confiaba en la policía...".

"Una vez producido el deceso se ordena al oficial M (que era encargado del Campo 3), que envuelva el cuerpo en una malla de alambre y le coloque piedras para fondear el cuerpo y evitar que suba a la superficie del lago". A quien M. le comentó "querés que te fondee como al rubio". El testigo A recuerda que el sargento M gritaba en una oportunidad en el calabozo de la Policía "que al policía que lo había traído preso le iba a hacer lo mismo que le habían hecho al tupamaro, que lo habían tirado envuelto en un tejido". El testigo MM expresó que M tuvo un problema con su hermano JM, el hermano le pegó a M que estaba borracho y le hizo volar el gorro y M le gritó "a vos te vamos a hacer lo mismo que a ese que tiramos en el lago". Y F, quien en conversación con el comisario le relató sus investigaciones luego de encontrarse el cadáver, constatándose que el alambrado en el que fue envuelto pertenecía al Batallón y fue traído especialmente para el área perimetral, donde actualmente se encuentran dependencias de la Junta Local. Si bien era sabido en la época que apareció el cuerpo de Gomensoro en las condiciones relatadas anteriormente, curiosamente el indagado G [Gavazzo] manifestó en el día 5 de agosto que no tuvo conocimiento de tal hecho.

No hay prescripción

La jueza se preguntó: "¿Corresponde computar los años comprendidos en el período dictatorial?". Su respuesta es negativa y se basa en la decisión del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 1º Turno, integrado por los doctores Graciela Barcelona, Daniel Gutiérrez y Roberto Parga, que en sentencia Nº 116 del 27 de julio de 1990 expresaba: "...si bien no se puede entender que el actor durante el referido período estuviera privado de la garantía constituida por una justicia independiente...no regían las garantías de los derechos individuales... El principio general de que al justamente impedido no le corre término es aplicable al caso al tratarse de un principio general que se inscribe en los derechos inherentes a la persona humana, con recepción en los artículos 7, 72 y 332 de la Constitución de la República..." (ADCU tomo XXI caso 911)...., que el término comenzó a correr a partir del 1º de marzo de 1985...".

Agrega que "sobre este punto, el Señor Ministro Doctor José Balcaldi manifestó que: "...En lo que tiene que ver con el período de interrupción de los derechos y garantías de los justiciables, es evidente que no puede correr término alguno a los mismos, si es manifiesto que existía una imposibilidad material de su ejercicio.

En el caso, el titular de la acción penal es el Ministerio Público pero, obviamente, no se aprecia cómo el mismo podría ejercerla libremente.

Más allá de la situación, en relación a quien correspondiera juzgar el caso, la médula está en el actor, y si el mismo no contaba con la posibilidad de ejercer su poder-deber, no le corrió plazo.

Por tanto, resulta contrario a la lógica natural de los hechos que un funcionario público, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, por más que contara con independencia técnica pudiera llevar adelante una acción tendiente a la investigación de este tipo de asuntos.

Por tal razón, el titular de la acción penal estuvo impedido, con justa causa, de promover y ventilar este caso, en esas circunstancias...".

Coincidiendo con el parecer de los restantes integrantes de la Sala, a juicio de este redactor, esclarece el debate planteado, tener presente la reciente (veinte años) historia de este país".

AGRADECIMIENTOS

El hermano de Roberto "Tito" Gomensoro, Arnaldo, dijo a LA REPUBLICA que mucha gente fue fundamental para hacer justicia luego de 37 años. Arnaldo Gomensoro agradeció el apoyo del Serpaj (Servicio de Paz y Justicia) y del doctor Guillermo Payssé, abogado de la familia en la causa, y lo extendió a todos los funcionarios de la Justicia que actuaron buscando la verdad.

"Tanto tiempo entre mentiras"

La hermana de Roberto Gomensoro, Marta, dijo a LA REPUBLICA que "se vivió mucho tiempo entre mentiras, incluso hasta diciembre del año pasado. Fue vivir la mentira durante 37 años". Marta Gomensoro agradeció particularmente a los gobiernos de Tabaré Vázquez y de José Mujica y en particular al Dr. Gonzalo Fernández y a la licenciada Soledad Cibils, secretaria de la Comisión para la Paz, porque según dijo "no es casual que se haga justicia ahora, aunque a veces siempre nos parece poco".

La hermana de Roberto Gomensoro agregó: "Esto tiene un mensaje que significa que no importa el tiempo que pase. Siempre va a prevalecer la verdad. Esto es muy importante para otros familiares que han vivido situaciones similares."

Justicia en el caso Gomensoso


MENOS impunidad

El asesinato del joven Roberto Gomensoro Josman

Inminente procesamiento de Gavazzo y el Cnel (r) Juan Carlos Gómez por homicidio


Hoy a mediodía serían procesados el teniente coronel (r) José Nino Gavazzo y el coronel (r) Juan Carlos Gómez en Tacuarembo por el asesinato por torturas del joven de 24 añoss Roberto "Tito" Julio Gomensoro Josman en marzo de 1973.


Víctor Carrato


José Nino Gavazzo. Compareció ayer ante el juzgado de Paso de los Toros
Desde la mañana hasta tarde en la noche de ayer, los dos ex militares comparecieron en el Juzgado Letrado de Primera Instancia de Paso de los Toros, a cargo de la jueza Lilián Elorriburu. La fiscal Angelita Romano pidió el procesamiento de ambos por homicidio especialmente agravado para Gavazzo y coautoría para Juan Carlos Gómez.
El hermano de "Tito" Gomensoro, Arnaldo, dijo a LA REPUBLICA que "la familia espera que se haga justicia, aunque tarde, pero es como debe ser". Agregó que los imputados son los "asesinos por mano propia. No se trata de que hayan mandado a otros a realizar la ejecución. A mi hermano lo mataron Gavazzo y Gómez con sus propias manos". Un testigo que fue torturado junto a Roberto Gomensoro en el mismo galpón de la sede de la Región Militar Nº 3, donde finalmente fue asesinado, fue clave con sus declaraciones afirmando además que "Tito" no se doblegó ante la terrible tortura.
Probablemente fue asesinado el 14 de marzo de 1973. El hermano del asesinado dijo a LA REPUBLICA que una importante cantidad de policías testimoniaron sobre los comentarios que hacía un suboficial fallecido que actuó en el homicidio. Este soldado solía concurrir ebrio a los burdeles de Paso de los Toros, donde contaba en detalle cómo habían matado a Roberto Gomensoro. El abogado de la familia Gomensoro, Guillermo Paysseé, informó a LA REPUBLICA que el procesamiento de los dos ex militares es inminente.

Estudiante y docente de Agronomía

Roberto Julio Gomensoro Josman tenía 24 años cuando fue asesinado. Nacido el 30 de enero de 1949 en Montevideo, casado, domiciliado en Velsen 4484, estudiante y docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, militaba en el Movimiento 26 de Marzo del Frente Amplio, la Agrupación "Epoca 26"; era dirigente de la Asociación de Estudiantes de Agronomía (AEA) y de la FEUU.
Fue detenido el 12 de marzo de 1973 en su domicilio del barrio Malvín a la 1.30 horas de la mañana. Probablemente fue conducido al Grupo de Artillería Nº 1, ubicado en el barrio "La Paloma", en las cercanías del Cerro de Montevideo, donde fue sometido a interrogatorios bajo tortura.
Dos o tres personas vestidas de civil y a bordo de una camioneta "Indio" amarilla se presentan en el domicilio de la madre diciendo que vienen a buscarlo porque temen un atentado de un grupo de derecha contra él. La madre los conduce al domicilio de su hijo, donde lo detienen. Ante la duda manifestada por la esposa de Gomensoro de que se tratara verdaderamente de efectivos militares, se le invita a que observara en la esquina (a unos veinte metros de la casa) un vehículo del Ejército ("camello") estacionado y varios soldados armados en actitud de vigilancia. Antes de retirarse le dejan a la madre el número de la unidad militar donde podía llamar a la mañana siguiente en procura de noticias, pero el número era falso.
El cuerpo de Roberto Gomensoro fue encontrado el 18 de marzo de 1973 flotando en el lago de la represa de Rincón del Bonete. Estaba desnudo, sujetado con alambres de pies y manos, envuelto con una malla para evitar que partes del cuerpo se desprendieran y atado a tres piedras. Fueron testigos del hecho el dueño de un campo en la zona, su peón y un vecino del lugar, quienes encontraron el cuerpo.
El 15 de marzo de 1973 la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas informó que Gomensoro logró huir cuando se iba a establecer un contacto en Millán y Ariel. Otro comunicado del 21 de marzo de 1973 requiere su captura.
El 18 de marzo de 1973 Aparicio Torres, propietario de un campo lindero al Batallón de Ingenieros Nº 3 de Paso de los Toros, encontró flotando en las aguas del lago de Rincón del Bonete un cuerpo atado con gruesos alambres y rodeado de una malla de alambre, asegurado a tres pesadas piedras con la intención de "fondearlo" en el agua.

Torres y los peones Eduardo Cardozo y Ramón Rodríguez sacaron el cuerpo del agua y dieron cuenta de lo ocurrido a la unidad militar, que envió al cabo Catalino Rosa, el cual dio cuenta a su superior Zenón L. Romero, el que avisó a la Policía local, que encomendó el caso al oficial Darci Ordeix y dos agentes.

El cuerpo fue finalmente enviado a la morgue del hospital departamental, donde el médico policial Emilio Laca le realizó la autopsia el 23 de marzo de 1973. En ella constató que se trataba de un hombre joven de 1,75 metros y complexión delgada que estaba literalmente "amortajado" en una malla de alambre.

En 1987 el fiscal militar José Sambucetti ­encargado de montar la farsa en torno a la investigación de desaparecidos­ sostuvo que el Estado nada sabía sobre el paradero de Gomensoro.

Casi treinta años después, en 1993, se descubrió que el médico forense Emilio Laca había conservado el cráneo para "estudiarlo" . Se practicaron estudios de ADN y se corroboró que correspondía a Gomensoro.

La tumba fue profanada en 2001 cuando una investigación de Serpaj permitió recuperar su cráneo e identificarlo. Años más tarde, el antropólogo, Horacio Soya descubrió que los restos óseos que extrajo de una fosa común del cementerio de Tacuarembó corresponden a una mujer y dos hombres, e informó al juez Dardo Martínez que era necesario realizar estudios de ADN para verificar si corresponden a cuerpos de víctimas de desaparición forzada.

La desaparición de "Tito" Gomensoro, aunque ocurrió tres meses antes del golpe de 1973, fue amparada en la impunidad por el presidente Julio María Sanguinetti el 16 de octubre de 1987, cuando ordenó archivar la denuncia radicada el 9 de junio de 1985por su madre, Marta Josman, ante el juez Jorge Ruival Pino del Juzgado Penal de 1er. Turno.

Otro de los hermanos de "Tito", Hugo Ernesto Gomensoro Josman, también fue secuestrado y desaparecido en Buenos Aires, el 30 de marzo de 1976. Su cadáver, arrojado al Río de la Plata por la dictadura argentina, fue hallado en la costa el 25de mayo y también enterrado como NN. Su cuerpo fue repatriado y enterrado en Uruguay en junio de 2007